Esta serie de retratos parte de la fotografía como tránsito hacia la pintura digital, con el objetivo de intensificar los significados. Hay una insistencia en las texturas, los colores y las formas, que pretende crear nuevas realidades desdibujadas para abordar cuestiones como la soledad y el desconcierto de los tiempos que vivimos. La transformación de las fotografías teje una trama de polvo, brochazos, e incluso objetos que muestran su imposibilidad de existir, tanto como lo pueda ser un futuro robado.