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Es curioso cómo los modelos de belleza cambian. Tengo la impresión de que solían ser cíclicos, en épocas con condiciones socioeconómicas duras (como una posguerra) se preferían cuerpos más rotundos y en épocas de bonanza cuerpos más delgados. Pero realmente no confío en que esto sea más así. Los medios de comunicación y la moda han estandarizado tanto un solo modelo de belleza que se hace muy difícil escapar a su influencia. La insatisfacción conduce al consumo. Y todo está construido para que todos estemos insatisfechos… continuamente. A veces me miro en el espejo y repito tres veces «Body Positive/Body Positive/Body Positive»…
Y, si… En los últimos años podemos ver la inclusión de diferentes tipos de cuerpos fuera de ese estereotipo (Beyoncé, JLo, Rosalía…), pero no me quito de la cabeza que solo es una falsa sensación de diversidad, solo para escenario o las redes… O, más difícil todavía, que sea una imposición aún más inalcanzable, una mezcla de atributos a la carta.
Como dijo Tina Fey, “Ahora se espera que todas las chicas tengan ojos azules caucásicos, labios carnosos españoles, una nariz de botón clásica, piel asiática sin pelo con un bronceado californiano, un culo de salón de baile jamaicano, largas piernas suecas, pequeños pies japoneses, los abdominales de una dueña de gimnasio, las caderas de un niño de nueve años, los brazos de Michelle Obama y tetas de muñeca. La persona más cercana a lograr este look es Kim Kardashian, quien, como sabemos, fue creada por científicos rusos para sabotear a nuestros atletas”.