Descripción
Este cuadro representa a una mujer anciana en actitud de meditación, envuelta en una atmósfera vibrante de colores que dialogan entre sí para transmitir emociones profundas. La figura central, serena y en paz, simboliza la sabiduría que llega con la edad. El lado izquierdo del cuadro está dominado por colores cálidos —rojos, naranjas y dorados— que evocan la vitalidad interior, la experiencia acumulada y la conexión espiritual. En contraste, el lado derecho se sumerge en sombras y tonos fríos —azules, violetas y grises— que sugieren introspección, silencio y el paso del tiempo. Esta dualidad cromática crea un equilibrio visual que refleja la armonía entre lo vivido y lo contemplado. La obra no solo rinde homenaje a la figura femenina mayor, sino que también invita al espectador a valorar el poder de la calma, la reflexión y la sabiduría