Marina Skell

Marina Skell, natural de Buenos Aires, reside en Madrid desde 2001.

A los 9 años supo que su camino y el de la fotografía iban a ir siempre de la mano. Mientras exploraba su talento para la fotografía, su forma de manifestarse creativamente ha sido a través de la interpretación, profesión que lleva ejerciendo desde 1982.

Con respecto a la fotografía, con la que lleva vinculada desde 1970, ha ido avanzando de manera autodidacta, mirando y fotografiando las cosas que sucedían en la calle, a su alrededor, a sus congéneres actores, músicos, cirqueros.
A partir de 2014 decidió dedicarse de lleno a su otra gran pasión y se ha formado profesionalmente en la fotografía ampliando sus conocimientos y con ello su curiosidad.

Ha realizado varias exposiciones de sus proyectos: «Vínculos. Los Caminos del Alma», «Mis Papás. Mis Mamás» y «Quijote. Visibilizando Otras Capacidades».

En estas palabras de Eduardo Galeano encuentra la síntesis de lo que busca en sus fotografías.

«Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó.
Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.

-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende».

Su propósito es plasmar ese fuego en cada fotografía, la luz que todos tenemos, esa chispa de vida única e irrepetible. La belleza del alma que pulsa por salir.

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