Ana López del Río, Madrid, agosto de 1980.
Vivió durante su infancia y juventud en Zaragoza y Alicante. Desde pequeña destacaba en artes plásticas, habilidad quizá heredada de su abuela Trini. Comenzó a experimentar con la pintura en una academia a los quince años pero se hizo incompatible con la absorbente carrera de medicina por lo que tuvo que abandonar su vocación.
Hace diez años durante una convalecencia pudo reanudar su pasión por el arte y volvió a pintar en la escuela de su actual pueblo Galapagar, con Manuel Polo como profesor. También ha encontrado formación en clases y talleres de maestros acuarelistas como Cesc Farré o Alvaro Castagnet.
Sorprende a cada paso con su personal estilo, meditado desde su posición analítica profesional pero innovador y temerario como su carácter investigador y viajero. Amante de la pureza de retrato en blanco y negro donde busca traspasar lo visual y adentrarse en la esfera emocional de la mujer. Descubre un mundo de vivencias a través de su obra. Desde la figuración expresa su universo pictórico desde todas las ópticas que le brinda la experiencia de pintar. No dejará de construir una obra en temática plural en cualquier medio. Nada le es ajeno descubriendo técnicas y resultados tan enriquecedores como la experiencia de contemplar y disfrutar de su obra.